Los poetas han escrito durante milenios sobre ella, sin embargo, es la matemática la materia que mejor ha sabido descifrar sus secretos.
La belleza es una percepción humana, una característica que atribuimos a aspectos de la realidad que nos generan una determinada impresión que nos conmueve a la que hemos decidido denominar con el sugerente nombre de belleza. Esa característica es atribuible a Audrey Hepburn, al David de Miguel Ángel, a un jardín o a una sonata de Bach. Curiosamente, esta bella y extraña amalgama comparte un elemento: la proporción adecuada.
En esta relación entre belleza y matemáticas, hay un número misterioso que ha permanecido a la largo de los siglos, “Phi”, es decir, 1,161803…. El número “Phi” recibe su nombre en honor al escultor griego Fidias, el más famoso de la Grecia clásica, por lo que la relación entre este número infinito y el arte se encuentra en su misma esencia. Este número define la proporción aurea, una relación entre distintas medidas que ha permitido generar algunas de las obras más importantes de la historia.
Luca Pacioli escribiría De Divina Proportione en 1509, entendiendo la proporción aurea como una relación entre aspectos tan diversos de la realidad que la convertían, quizá, en un número divino. La proporción aurea se puede encontrar tanto en la disposición de los pétalos de las flores, la distancia entre el ombligo y la planta de los pies de una persona respecto a su altura total e incluso en el crecimiento en espiral de la concha de los caracoles o las galaxias…
En el arte, la proporción aurea ha sido fundamental en la creación de pinturas de Leonardo, partituras de Beethoven o películas como “El Acorazado Potemkin”. Los ejemplos serían innumerables a lo largo de la historia. Según el dr. Fechner, la percepción de la belleza radica en esta proporción, por lo que es comprensible que hayan sido tan numerosas las obras de arte de todas las disciplinas que la han utilizado en sus trabajos, ya fueran obras arquitectónicas o partituras musicales.
Si desean profundizar en la magia de este número y de esta proporción de una forma sencilla, les recomendamos que vean la película de Darren Aronofski, “Pi, fe en el caos”, en el que se recorren las extrañas relaciones de este número mágico. Sobre todo, lo que quisiéramos desde la Fundación FIDESCU es que no destierren a las matemáticas del territorio de la cultura ya que forman parte de sus raíces más profundas. Cuando hablamos de cultura, raramente nos referimos a las matemáticas; sin embargo, apenas existiría cultura sin esos números que olvidamos o denigramos tan a menudo. Los números no sólo son útiles sino que sólo ellos conocen el secreto de la belleza perfecta.
Francisco Miñarro
Fundación FIDESCU